Esos tonos dorados;
rojos y anaranjados,
que deja sobre la ría el sol,
en su bello ocaso,
te dicen que no eres nada,
ante tanta maravilla,
que Dios ha puesto a tu paso.
¡Goza de tanta hermosura!
¡Gozad, querida familia!
Y dad gracias por tener esa belleza sin par,
que muchos envidiarían.
Y…
Poquito a poco,
lucecitas que se encienden a lo largo de la ría…
Pues que el sol se extingue;
y son seres que se mueven;
y vuelven a su entorno;
cada noche y cada día…
Y ese milagrito existe,
y si tú nunca lo viste,
sube hasta el monte Xaquín y quedarás impresionando…
…Diciendo:
¡Dios sea alabado!
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